18 Estaba Samuel al servicio de Yahveh, muchacho vestido con efod
de lino.
19 Le hacía su madre un vestido pequeño que le llevaba de año en
año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio anual.
20 Bendecía luego Elí a Elcaná y a su mujer diciendo: «Que Yahveh
te conceda descendencia de esta mujer, a cambio del préstamo que ella ha
cedido a Yahveh.» Y ellos se volvían a su lugar.
21 En efecto, Yahveh visitó a Ana, que concibió y dio a luz tres hijos
y dos hijas; el niño Samuel crecía ante Yahveh.
22 Elí era muy anciano; oyó todo cuanto sus hijos hacían a todo Israel,
23 y les dijo: «¿Por qué os portáis de ese modo que yo mismo he oído
comentar a todo el pueblo?
24 No, hijos míos, los rumores que oigo no son buenos...
25 Si un hombre peca contra otro hombre, Dios será el árbitro; pero si
el hombre peca contra Yahveh ¿quién intercederá por él?» Pero ellos
no
escucharon la voz de su padre, porque Yahveh deseaba hacerles morir.
26 Cuanto al niño Samuel, iba creciendo y haciéndose grato tanto a
Yahveh como a los hombres.